Lyoudmila Milanova con su serie fotográfica "Ver las nubes desde ambos lados"

Foto: Lyoudmila Milanova

Perfil breve

Lyoudmila Milanova estudió teatro, cine y televisión en la Universidad de Colonia y posteriormente se licenció en arte mediático en la Academia de Artes Mediáticas de Colonia.

En su práctica artística, explora la relación entre la naturaleza y la artificialidad. Sus obras se centran principalmente en sustancias efímeras como la niebla, las nubes o la luz, que se encuentran con construcciones hechas por el hombre, ya sea a través de la tecnología o la espacialidad. Sus instalaciones y vídeos ya han recibido numerosas becas y premios de financiación y se han expuesto internacionalmente. Actualmente, el artista está representado con una escultura de nube cinética en el Kunstmuseum de Bonn como parte de la exposición "Welt in der Schwebe".

Portrait of Lyoudmila Milanova.

3 PREGUNTAS A LYOUDMILA MILANOVA

¿Cómo surgió la idea de la serie fotográfica?

Tuve la idea de la serie fotográfica en 2015/2016. Primero tuve que encontrar una empresa de satélites y convencerla de que me apoyara. Eso llevó unos meses. Al final, logré convencer a una empresa estadounidense que tiene su sede cerca de Washington DC, en las instalaciones de la NASA.

Lo que más me interesaba de la idea era su viabilidad: ¿Es posible, como observador de una nube desde la Tierra, sincronizarme con un satélite y formar una línea de visión con su cámara durante un breve momento? También había otros atractivos en esta idea, como la ingenuidad del deseo de ver una nube desde ambos lados en tiempo real, en contra de la tecnología necesaria para realizarla. Y, por supuesto, también se puede leer una especie de arrogancia del hombre hacia la naturaleza, que desea esta especie de asimetría entre el esfuerzo y el sentido y lo consigue a través de la tecnología.

¿Cómo podemos imaginar el proceso que hay detrás de esto?

Cuando conseguí que la empresa Orbit Logic, de Washington D.C., trabajara en mi proyecto, éste comenzó. Primero hubo que reprogramar el satélite que debía tomar la foto desde arriba, porque quería fotografiar las nubes, no la tierra. Normalmente sólo se activan cuando el cielo está despejado. El proceso en sí era tal que determinaba mi posición en la tierra y transmitía sus coordenadas GPS a la empresa. Cada vez que las condiciones eran lo suficientemente buenas para hacer una foto desde arriba (es decir: la cámara del satélite estaba a 90° de mi posición si era posible y había algunas nubes sobre mi cabeza), recibía una notificación y sabía al segundo cuándo se dispararía el satélite desde arriba.

Foto: Lyoudmila Milanova

También hay muchas anécdotas al respecto, por ejemplo cuando la posición que había determinado era ocupada de repente por un equipo de fútbol o una familia de patos y aun así tenía que colocarme en medio con las cámaras porque eso daba el mejor ángulo al satélite. En cualquier caso, con el tiempo se comprobó que no es nada fácil dar con las condiciones ideales para que la nube perfecta se cierna sobre ti y, exactamente en ese momento, el satélite también esté listo para disparar. Cada vez tardaba un mes en obtener un solo resultado útil.

¿Cómo se realiza al final la realización visual de las diferentes vistas?

Unir las dos vistas fotográficamente no fue fácil. La distancia entre el satélite y la nube era, por supuesto, mucho mayor que entre la nube y yo. La sección de fotos que obtuve del satélite cubría un área de 10 x 10 km desde mi posición como centro de la imagen. La resolución de la imagen del satélite era de aproximadamente 1m o 1 píxel = 1 metro. Para poder captar fotográficamente una formación de nubes completa, tuve que utilizar el método de puntada fotográfica: Pude conseguir una sección de nubes más grande a partir de muchas imágenes individuales unidas. Realicé la sesión fotográfica con una cámara Sony Alpha 7s, con un objetivo ZEISS Batis (2,8/18) y al mismo tiempo grabé la formación de nubes con una cámara Go Pro en forma de vídeo, que me sirvió de referencia para la posterior edición fotográfica.

El colorido de ambas tomas se produjo de forma natural: la toma del satélite llegó sin apenas información de color. O bien la imagen tenía un fuerte tinte magenta difícil de eliminar o estaba muy desaturada, por lo que la estética en blanco y negro era la mejor solución. Esto contrastaba con la perspectiva desde la Tierra, que mostraba sobre todo un azul brillante.

Recomendaciones de productos de Lyoudmila Milanova