¿Puede hablarme un poco de cómo se convirtió en fotógrafo?

Empecé con la fotografía cuando era adolescente. Trabajé como voluntario en un centro juvenil. El director sabía que se me daba bien la tecnología y me preguntó si quería fotografiar los conciertos que se celebraban allí. Sigo sin saber por qué me lo pidió justo a mí, el único allí con una fuerte discapacidad visual. En el lado izquierdo estoy ciego y en el derecho, estoy alrededor del 25 %. Pero me enganché. Unas semanas más tarde contaba con una cámara réflex de segunda mano y fotografiaba edificios abandonados. Poco después, monté un laboratorio fotográfico en el centro y enseñaba a los niños sus primeros pasos con la cámara. Después de terminar el bachillerato, pasé 9 meses viajando por Asia y descubrí la fotografía callejera sin saber tan siquiera que existía este género.

Me fascinó la magia del momento decisivo. De vuelta en Alemania, lo tenía claro: quería estudiar fotografía. Lamentablemente, acudí a un centro de orientación profesional para obtener información. Allí me preguntaron cómo se me había ocurrido semejante locura y me dijeron que alguien con mi discapacidad visual no podía estudiar fotografía ni trabajar como fotógrafo. Que había muchos trabajos bonitos, como telefonista o masajista. Las respuestas me dejaron en shock y me dediqué al trabajo social.

En 2016, redescubrí mi pasión por el género a través de un documental sobre conocidos fotógrafos callejeros de Nueva York.

Foto: Guido Klumpe

Háblenos de sus instantáneas.

Veo la ciudad como un paisaje urbano cuyas formas, colores y luz documento en relación con sus habitantes. Para mí es importante que haya una composición bien enfocada. Mi estilo es muy minimalista hasta llegar a lo abstracto. Me interesan menos las representaciones técnicamente perfectas de lo real y más bien una interpretación humorística y, a veces, confusa de los espacios urbanos que nos rodean. Los colores de mis fotos son muy brillantes porque prefiero disparar en días claros y soleados.

Foto: Guido Klumpe

¿Qué le inspira? ¿Y en qué se inspira? ¿en películas, libros o revistas? ¿O más bien aquello que le rodea?

Actualmente me gusta moverme por las afueras y las carreteras que salen de las ciudades. Me encantan las zonas donde hay muchas fábricas, centros comerciales, concesionarios de coches, etc. Las coloridas fachadas, las formas gráficas y la gente que se mueve en estos escenarios son los que me inspiran. Es como un escenario con el que puedo jugar. Busco marcadores gráficos que me llamen la atención. Es como si se iluminaran. Puede ser cualquier cosa, por ejemplo, un centro comercial con un techo escalonado o un bolardo frente a una pared de color. Empiezo a trabajar la puesta en escena, abstrayéndola. Para ello, doy varias vueltas alrededor del objeto, me arrodillo, me alejo y me acerco a él. Es como jugar con piezas de Lego: desmonto todo en mi cabeza y lo vuelvo a montar.

Foto: Guido Klumpe

Busco líneas que se encuentren, formas superpuestas que conviertan el cielo en un elemento gráfico, etc. En el caso de una gasolinera o una tienda de muebles, esto puede llevar fácilmente más de una hora. Al principio sólo veo lo obvio, las ideas emocionantes para las fotos no surgen inmediatamente. A veces la luz tampoco es la adecuada y vuelvo otro día. A menudo superpongo varios planos de imagen y reduzco la apertura para que todos los planos sean nítidos y el espectador pierda la orientación. Me interesa el frágil momento en que los elementos tridimensionales del paisaje urbano se transforman en una fotografía abstracta bidimensional que muestra una tensión pictórica equilibrada. Para mí, una buena imagen es aquella que no se entiende a primera vista. Una buena imagen capta a la persona que la observa y le hace plantearse preguntas: ¿qué es esto? ¿Dónde está la parte delantera y la trasera? ¿Qué ocurre fuera de la imagen? Prefiero salir en días soleados y claros, porque entonces los colores brillan especialmente y los fuertes contrastes me dan más posibilidades creativas. Siempre que es posible, intento incluir a la gente en el escenario, pero no siempre funciona. Y como me considero un fotógrafo de calle, nunca aceptaría contratar extras, aunque a veces sea difícil.

Foto: Guido Klumpe

¿Cuál ha sido el mayor momento de su carrera hasta ahora?

Hasta ahora, lo que más me ha gustado es la invitación a la exposición «Street Sans Frontières», que se celebrará en mayo en París. Allí se expusieron obras de los fotógrafos callejeros más famosos del mundo.

¿Qué planes tienes para el resto del día?

Antes de nada, prepararme un delicioso café y luego, saldré a dar una vuelta con la cámara.